La mano que te da de comer — A. J. Rich

Título original: The Hand That Feeds You
Páginas: 272
Editorial: Ediciones Maeva

Sinopsis

Morgan tiene tres pasiones: la victimología, sobre la que prepara una tesis doctoral, sus perros —Cloud, un adorable gran pirineo, Chester y George, dos pitbulls— y Bennett, su prometido de origen canadiense que conoció en Internet y con quien vive una tórrida historia de amor. Un día, al volver a casa, encuentra el cuerpo de Bennett destrozado y a sus perros cubiertos de sangre. A pesar de que todo indica que los animales han matado a Bennett, Morgan se resiste a creerlo y, además, irá descubriendo cosas del pasado de su prometido que lo convierten en un personaje oscuro y peligroso que guardaba muchos secretos, y que nada tiene que ver con el hombre que ella creía conocer. Pero esto es solo el principio, y lo que Morgan ignora es que su vida está en peligro.

Opinión personal

No es una novedad que me encantan los thrillers y cuando ponen que están basados en un hecho real me llaman aún más la atención. En esta ocasión no iba a ser distinto, pero decidí no leer en la nota de prensa en qué caso real estaba basado exactamente para no crearme ninguna opinión y tras acabar el libro y leer la nota, aunque no coge la historia completa del caso real si la esencia y da cierto escalofrió saber que en este mundo tan informatizado le podría suceder a cualquiera.

Morgan, nuestra protagonista, está preparando su tesina basada en la victimología además tiene tres perros y está prometida con Bennet. Todo parece ir sobre ruedas hasta que un día al regresar a su departamento, descubre a su prometido en un charco de sangre y todo apunta a que lo han matado sus perros. Es a partir de entonces donde empiezan las dudas pues no existe nadie con ese nombre (Bennet) ni es real la dirección que tenía de su domicilio y tampoco lo reclama ningún familiar.

Morgan conoció a Bennet por casualidad; ella creaba perfiles falsos en la red para estudiar las víctimas, desde mujeres tímidas a las que son seguras de sí mismas, y se sorprendió a si misma encontrando a alguien que no hacía las preguntas de siempre. Total, que de estudiar victimas acabó siendo una y no solo ella, sino que más tarde descubre que ella no es la única prometida.

¿Hay en el cerebro del maltratador una anomalía simbiótica que exista también en la conformación emocional de la víctima?

Si bien me esperaba una historia diferente, disfruté de esta lectura a pesar de que tenía la sensación de que no avanzaba, pero también influyó que apenas tuviera poco tiempo para leer. Aun así no es uno de esos thrillers que se devoran en horas, la parte que me costó más avanzar fue hacia la mitad del libro, porque todos parecían culpables, también había alguna descripción que para mi sobraba, pero tiene sentido porque desde la muerte de Bennet hasta que se resuelve pasan unos seis meses con lo cual consiguen que el lector tenga la sensación de que el tiempo pasa lento como para Morgan.

Morgan es uno de esos personajes que la gente cataloga como planos y a mi realmente no me importa porque en un thriller, salvo que el personaje sea tremendamente maleable, no me centro en ello, me interesa más que la historia te mantenga enganchado -cosa que sucede en este libro- y que todos los detalles estén bien conectados, cosa que también sucede. Sin embargo, sí que conocemos detalles de su pasado pero es su presente en el que parece un personaje muy cuadrado, al menos a mí me dio esa sensación, aunque después de lo sucedido Morgan no estaba para ser muy alegre.

De hecho, Morgan y yo, descubrimos prácticamente al mismo tiempo quien estaba detrás de todo lo sucedido, cosa que me encantó porque no había pequeños detalles dejados al “azar” que te hicieran dudar, salvo al final del libro y porque ya era obvio que en algún momento se tenía que destapar todo.

En resumen, La mano que te da de comer es un libro muy interesante que te deja pensando que detrás de una red social no sabes realmente quién está, incluso aún después de conocerlas en persona te cuestiona si realmente conoces quién es; además también tiene tecnicismos muy instructivos. Para mí no fue una lectura ágil pero aun así disfruté de no saber casi hasta el final quien tiene una mente tan retorcida para llevar a Morgan hasta el límite; hasta el desenlace estaba muy bien estudiado para que nuestra protagonista siguiera siendo víctima.

No todos los sociópatas son psicópatas. No es una simple cuestión de grado. En el psicópata la predisposición a la violencia es elevada, mientras que en el sociópata es variable. En lo que se refiere a las conductas criminales, el psicópata deja pistas, mientras que el sociópata basa su estrategia en reducir al mínimo su viabilidad. Otro dato más relevante para mi investigación era que los psicópatas son incapaces de tener relaciones normales, mientras que los sociópatas pueden aparentar una normalidad superficial sin dejar de lado su auténtico papel como depredadores sociales.

Calificación: