Bajo el arcoíris — Manuel Tristante

Páginas: 533
Editorial: Leibros

Sinopsis

Alejandro es un muchacho alegre, amante de la lectura y poeta. Criado en un pequeño pueblo en el que la mayoría de los chicos de su edad tienen otras aficiones y lo normal es tener novia antes de los dieciocho, siempre se ha sentido que no encajaba bien por ser distinto a los demás.
Su vida cambia radicalmente cuando abandona su pueblo para comenzar su primer año universitario en la ciudad.

A pesar del optimismo en su llegada, el destino no tardará en ponerle a prueba, no todo serán alegrías, y su vida se convertirá en un cúmulo de dudas, a las que solo podrá encontrar respuestas poniendo en duda todo aquello en lo que creía hasta ese momento.

Opinión personal

Cuando el autor comentó la próxima publicación de este libro me entraron muchísimas ganas de leerlo pues ya había leído antes una obra suya y sé cómo las mima cosa que también se aprecia en este libro por la edición y además porque era una temática que yo no había leído nunca, así que tenía todas las papeletas para dármelo de preregalo navideño.
No tenía ninguna expectativa y aunque hay cosas del libro que no me acabaron de gustar mucho, es un género al que le seguiré dando más oportunidades.

Bajo el arcoíris es una novela donde principalmente predominan los sentimientos. Desde que empieza hasta que acaban. No es que las demás novelas que haya leído no los tengan, sino que, en esta el personaje principal es un manojo de sentimientos. Los tiene a flor de piel supongo que sería la expresión correcta. Hasta cierto punto llega a ser dramático.

Alex es un chico alegre, que le encantan los libros y escribir poemas pero no tiene muy claro que quiere en la vida respecto a las relaciones sentimentales pues no tiene ni idea que le gustan los chicos, pero sabe que las chicas no le atraen precisamente. Total que tiene que salir de su pueblo a estudiar y conoce una serie de personas que nada más verlo ellos si saben lo que es, y milagrosamente también dos personas se enamoran de él. Sí, todo esto pasa así de rápido.

La verdad es que me parece complicado que él mismo no se dé cuenta de lo que le gusta. Comprendo que todos pasamos por una época en la que nos da por el existencialismo, qué soy y que me gusta en el mundo, pero como para estar tan perdido. No lo sé.

Por otro lado, tenemos el instalove, cosa que de hecho hasta lo estuve comentando con el autor y que me chocó muchísimo, de hecho, por unos días abandoné el libro para dejar de pensar en poco en “instalove, instalove, instalove” y es que sí, una vez se me mete algo en la cabeza esto condiciona mucho mi avance en la lectura. Cuando lo volví a retomar, simplemente comprendí que no era algo que se pudiera cambiar así que continuaría para descubrir como acababa todo.
La relación que surge entre Alex y Mateo en cierto modo es bonita, olvidando que es instalove y todo eso, me gustan los detalles que tienen el uno con el otro, los sitios que visitan, el apoyo incondicional…, aunque realmente incluso yo que soy cursi, llegaban hasta casi provocarme una hiperglucemia.

Al finalizar la lectura, la sensación era que me había gustado. Es un libro que engancha después de todo, que hay momentos que sufrimos con Alex pues no todo es perfecto y creo que la parte que más me gustó fue la de su abuela y la relación que tenían. Por otro lado, y como es triste de esperar, son las situaciones que aun en el siglo XXI tienen que soportar las parejas homosexuales. También me gustaría destacar que hay un gran cambio en la forma de narrar en el libro, digamos que en una segunda parte, hay más madurez, tanto evoluciona el personaje como el autor.

Me hace gracia lo que dicen que todo son pruebas, que lo mejor está por llegar; la ilusión es lo último que se pierde. Errantes de sueños, de esas fes que mueven montañas que, a veces, más que guiarnos, nos pierden y nos hacen perder completamente la razón.

Calificación: